miércoles, 13 de agosto de 2014

Los delincuentes y las carceles cubanas

 Quiero dar mi opinión aquí bien personal sobe la delincuencia en Cuba, ya que yo estuve preso con varios de éstos dos llamados delincuentes y compartimos celdas y vidas en prisión por largos años en las cárceles infrahumanas cubanas de la llamada “democracia humana revolucionaria de Fidel Castro Rúz y su gobierno”.
Es cierto que hoy en día Barbaro Teran ("Barbarito el asesino"), es eso, un asesino. El otro que está hablando, Bacallao, es también un delincuente asesino. Conozco sobre la vida de Barbaro Terán, porque como ya he dicho compartimos amistad juntos en varias etapas de nuestras vidas como reclusos en las injustas y antireeducativas cárceles cubanas en la prisión de la Cabaña, en la Habana y en el Pre universitario de Villa Clara. Este "Barbarito el asesino" era un chaval común y corriente como yo y muchos jóvenes, que en su momento de contexto y circunstancias sociales fuimos adolescentes irresponsables, que transitamos por caminos opuestos a la ley de orden cívica social.
En Cuba existe y ha existido un numero masivo de jóvenes presos, por delincuencia social callejera, por disidencia política, y por hechos delictivos de carácter circunstancial bastante inadecuados y confusos, delitos pasionales,etc. Las leyes del poder judicial del gobierno cubano, son inadecuadas, excesivas y arbitrarias penalmente. La política re-educativa del sistema penitenciario es insuficiente e improductivo y el incompetente sistema de orientación social en la juventud fomentó un auge de delincuencia territorial juvenil en los barrios de la Isla.
Solo había que trasladarse a los barrios marginales de Ciudad de la Habana como, La Lisa, Marianao, Coco Solo, Las Yaguas, Los Pocitos, La Corea, La Jata, Jacomino, La Cuevita, Luyanó, Reparto Fábrica, El Canal, el Municipio del Cerro etc, y observar que la aparente “revolución social” de Fidel Castro estaba excluida para la cantera de jóvenes de estos barrios, porque el trabajo de atención social a la juventud no tocaba a la puerta de nosotros los jóvenes y nuestra familia y solo se hacia hincapié en los principios básicos de los conceptos ideológicos revolucionarios en la enseñanza escolar.
No estoy justificando los actos delictivos como un problema normal y social que en su momento cometimos. Estoy tratando la negligencia que muchos gobiernos dictatoriales, en el mayor de los casos, cometen, marginando a una gran parte de los sectores de la juventud sociales más desposeída de un verdadero “trabajo social juvenil”, y al contrario; confinándolos por largos años a temprana edad por cometer errores personales de inexperiencia en cárceles que en aquel entonces eran máquinas para convertir a jóvenes sin ninguna malicia aberrante delictiva, en verdaderos delincuentes de inimaginable calaña social.
Jóvenes que en su momento pudieron cometer un determinado delito social, pero que con el trabajo respectivo re-educativo social y disciplinariamente adecuado, muchos de nosotros podíamos haber sido verdaderamente reintegrados a la sociedad con valores de conducta social adecuados en muy poco tiempo de castigo disciplinario reeducativo penal y hacer de las prisiones escuelas reformativas y no destructivas como en Cuba lo fue.
Cuándo conocí a Bárbaro en prisión, era un joven que al igual que yo cometimos un delito y fuimos encarcelados por ello. Este Bárbaro Teran, era estudiante cadete de la academia militar del municipio de Marianao. (Ciudad de la Habana). Su delito penal fue por homicidio no premeditado. Tenia una hermana y esta tenia un esposo que a veces la golpeaba brutalmente y no se divorciaba de este porque le tenia miedo. Un día llegó la hermana con el marido a cenar a la casa de Barbarito y su madre. Llegó con un hematoma en un ojo y el rostro golpeado. Barbarito estaba de permiso de salida de la academia militar y era un fin de semana. La madre, cuando vio a su hija entrar golpeada empezó a llorar y a reprender al marido de ésta. Barbaro le dijo también qué ya estaba cansado de ver constantemente a su hermana maltratada y salieron discutiendo acaloradamente. Se encontraban  sentados en la mesa del comedor e iban a empezar a comer, se fueron a las manos y Bárbaro que era muy delgado recibió muchos golpes de su cuñado hasta que agarró un cuchillo de mesa y lo clavó en el cuello de su cuñado. Le interceptó la vena aorta, este salió corriendo de la casa desorientado buscando ayuda médica, pero murió de hemorragia a unos metros de allí.
Aquí fue donde cambió la vida de Barbaro Terán, un joven con un futuro militar y académico adecuado y su vida, a partir de ese momento dio un vuelco de 180º. ¿Por qué? Porque cometió un error en su momento. Un error que le costó una sanción judicial penal de siete años de cárcel en la década de los 80. Las prisiones en Cuba de la década de los años 60,70, 80 y 90 fueron muy difíciles, terribles, despiadadas. Ubicaban a los jóvenes que ingresábamos en prisión con los reclusos más recalcitrantes, sanguinarios, asesinos y además mayores de 30, 40 ó 50 años de edad, con "currículos" de antecedentes delictivos y carcelarios bastante oscuros y siniestros y con sanciones penales muy altas de 20, 40 y 60 años de sanción. Allí entrabamos los jóvenes de 16,17,18 años con estas personas ¿Y cómo había que sobrevivir? ¿Y en qué nos teníamos que convertir después de estar rodeados con esos elementos delictivos en prisión? Cuando te veían flojo o con miedo y desesperación, hambre, etc buscaban la manera sobre ti, de usar la violencia sexualmente, maltrataban, humillaban y hacían una serie de barbaridades muy difíciles de imaginar por cualquiera que no haya pasado por estas situaciones.¿ Y qué hacia la Re-educación penal de la llamada Revolución de Fidel Castro? Pues apoyaban a estos de presos y asesinos despiadados para que cometieran todos esos tipos de atropellos dentro de las cárceles. Los ponían de "disciplinas" para implantar terror y miedo en las masas de reclusos penitenciarios. Qué había que hacer? Los pocos que lo lograban: luchar como en una batalla campal cuerpo a cuerpo sin quedarte fuerzas para seguir peleando y casi desmayado por todos los golpes que recibías por las pandillas de estos presidiarios. Bárbaro tuvo que asesinar nuevamente, porque las circunstancias terribles de ese momento se le impusieron. Yo tuve que apuñalar, porque sino perdía mi vida y así sucedía en las cárceles de la dictadura de Fidel Castro. Entrabas como oveja y si no morías en el camino, entonces cuando salias de prisión ya no eras aquel chico con la sonrisa de adolescente ingenua sino un criminal y más delincuente, como éstos que hemos observado en este video dando un testimonio infravalorado por la conducta decadente que han mostrado. Barbaro Teran se convirtió en un asesino presidiario y cometió en prisión dos asesinatos más y como el, puedo enumerar a miles de jóvenes que las prisiones en Cuba les cambiaron la vida para ésto, para lo que hemos visto tan desagradablemente. Los presos políticos que no eran delincuentes fueron y son torturados en las cárceles cubanas. Miles de personas y jóvenes por pensar diferente, también han sido destruidos en la prisión. No sus ideas, pero si sus vidas.
 Mis ojos no han visto a lo mejor el peor de los holocaustos humanos de la tierra, pero si han observado bastante injusticia, torturas y asesinatos del gobierno en la calle y en las prisiones Cubanas.
Y ahora se preguntaran si mi vida siguió el curso de estas personas. Pues debería haber sido de esta forma al igual que mis coetáneos, pero hay algo que cambió mi vida para bien y fue el haber conocido a Dios.
 Juan Carlos Castro