miércoles, 3 de diciembre de 2014

Los balcones cubanos

La arquitectura cubana y de la Habana en particular es muy dada a los balcones. Desde los que se asoman a las avenidas importantes hasta los que solo tienen acceso a callejuelas secundarias, a todos los cubanos les encantan los balcones.
Cuba es una isla, un lugar sin fronteras al menos terrestres. El cubano siempre se ha sentido aislado, de muchas formas, y un balcón es una salida al mundo, es mucho mas que una ventana, es una compuerta entre lo intimo del hogar y la calle, lo publico, lo que constituye el resto del mundo, algo que siempre nos resulta curioso, interesante y que nos invita a asomarnos al balcón.
Los balcones cubanos no solo sirven para colgar las conocidas sabanas blancas de las que habla la popular canción. Sirven sobre todas las cosas para asomarse al balcón a ver la ciudad, al vecino, el chisme, en fin para ver la parte del mundo que nos toca, o lo que se deja ver.
Asomarse a un balcón, para los cubanos que tienen la suerte de tenerlo es parte de la interacción social, parte de lo que llamamos el cubaneo. Desde allí, desde el balcón el cubano grita como desde una atalaya, como de un minarrete, pero no es para llamar a los fieles a orar, sino para avisar que llegaron los huevos, que vinieron las papas, o para llamar a comer a los muchachos, ...lo que haya para comer, ...si hay que comer.

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